Laboratorio de escritura 11 de marzo: Seguir sin fuerzas

Comentaremos textos escritos por los participantes y haremos actividades de escritura en el momento, que nos pueden servir como semillas para la sesión siguiente o no.

Cada sábado tendremos una consigna sobre la cual escribir. Los textos se tienen que poner en los comentarios de la entrada pertinente antes del viernes anterior a la sesión. Podemos poner el texto tal cual o un enlace a un sitio donde leerlo. Los textos tienen que tener, como máximo, 900 palabras. Cada participante tiene dos compromisos: a) Escribir un texto y b) Leer los de los compañeros.

El laboratorio tendrá un número limitado de participantes. Para cada sesión podrán asistir quienes cumplan las dos condiciones anteriores, por orden de presentación de textos. Pedimos a todos los participantes honestidad y buen rollo.

Para esta sesión la consigna es escribir un relato sobre alguien que debe continuar a pesar de no tener fuerzas. Resistir pese a desfallecer. Seguir adelante sin energías.

Tenéis que escribir vuestros textos y ponerlos en los comentarios de esta entrada, bien pegando directamente el texto, bien poniendo un enlace donde leerlo hasta el día 9 de marzo a las 12 de la noche. Tenemos hasta la sesión para leer los relatos de los demás.

Cualquier duda la podéis preguntar por el grupo de Whatsapp.

5 comentarios

  1. Julian Mut

    SE LO MERECÍA

    Cerré la puerta del piso de un portazo y fui directo a las escaleras con urgencia, quería huir de allí, tenía que explicar lo sucedido. A medida que bajaba fui haciendo un esquema mental de la forma más rápida para llegar, debía salir hacia la izquierda, andar dos manzanas hasta Entenza, girar a la derecha y en dos o tres manzanas estaría a la derecha.

    Cuando salí a la calle el frío me dio un bofetón. Solamente llevaba puesta una camisa y me quise hacer creer a mi mismo que tampoco hacía tanto frío para no tener que subir de nuevo, así que hundí las manos en los bolsillos del pantalón y subí los hombros mirando con rabia a mi alrededor. Cuando me paré en un semáforo y los coches fluían por la calle sin dejarme pasar pensé que todo el mundo se había confabulado para estar en contra de mi.

    Al otro lado del semáforo unos pocos peatones esperaban pacientemente. Los observé sin entender cómo es que eran capaces de seguir con sus rutinas y su vida después de lo que había pasado. Quise gritarles que tuvieran un poco de consideración por mí, que los coches se pararan para dejarme pasar y que mostraran un poco de abatimiento por lo que había sucedido.

    Pasé corriendo ante una tanda de coches rezagados y uno tocó el claxon. Me giré y lo miré retándolo con ganas de darle una hostia, pero el coche siguió circulando ajeno a mi bravuconería. Un anciano me miró con un deje de reproche y yo aspiré fuertemente por la nariz para dominar mi ira y seguí caminando a grandes zancadas.

    Seguí caminando sin ver lo que me rodeaba andando como un autómata. Cuando llegué y entré en el vestíbulo de la comisaría chasqueé la lengua y bufé con la certeza de que el mundo estaba en contra mío y negando con la cabeza balbuceé «joder, una mujer, a ver si ésta se entera».

    —Buenas… mira…ha habido un accidente…es que me pone de mala hostia…¿lo entiendes?…no ha sido culpa mía…no he podido evitarlo… sabes…ya se lo había advertido muchas veces…mira…es que no se puede tratar a un hombre así…la hija de puta…joder…¿lo entiendes? …ella está en el suelo…en un charco de sangre…¿lo entiendes?…se lo merecía.

  2. Irina

    Mi buganvilla

    Hace poco me di cuenta de que mi buganvilla es un gato.

    Cada vez que la dejo por un tiempo prolongado, a pesar de que mi vecino la visita regularmente para regarla, al volver la encuentro triste y desdichada. Se enfada conmigo por abandonarla y lo declara a través del autosabotaje. Olvídate de estas nubes frondosas del fucsia que normalmente manifiestan al mundo sus compañeras de clase casi todo el año (y, honestamente, prácticamente la única razón porque tengo una buganvilla, aunque desde que nos conocimos con la mía, ella nunca me ha concedido este honor). Ni flores, ni nada.

    Cada vez que vuelvo de un viaje me esperan sus brazos de alambrada con los dedos de una anciana extendidos como pinchos, como si fuese aquella muralla de espino hechizada que protegía a la bella durmiente. Con la única diferencia de que mi buganvilla no protege nada, simplemente se imagina ser una línea de defensa contra tanques.

    No es que le falte algo. Le falto yo.

    Me pongo a hablar con ella (me han dicho que es importante para el bienestar de las plantas). Tengo que pedir perdón. La aseguro que la quiero mucho y que es la más bella de todas las buganvillas del mundo. Prometo que no se volverá a repetir. En fin, miento como un hombre.

    Poco a poco sus hojas marchitas contadas se caen, y por un momento mi corazón se encoje porque pienso que esta vez ya está, se acabó mi experimento de la jardinería. Solamente la muerte y lágrimas habitan en mi jardín. Pero luego resulta que la caída de las hojas viejas es una señal de renovación, y unas pequeñas espinillas de brotes nuevos cubren toda la alambrada que poco a poco baja sus defensas. O, por lo menos, deja de tener un aspecto tan terriblemente agresivo.

    El problema es que justo cuando las gotas del magenta vivo empiezan a esparcirse por la nebulosa del verde fresco, tengo que irme de viaje otra vez. Así que todo el drama se repite de nuevo.

    Entiendo que nunca se cumplirá mi sueño de ver a mi terraza cubierta por el velo de color fucsia. Ya estoy casada con lo que tengo y solo la muerte nos separará.

    Pero a veces, cuando llego a mi piso, justo antes de abrir la puerta, miro arriba y veo un brazo seco y enfadado, extendido al mundo desde las rejas como una protesta contra su destino, o una expresión del anhelo a la libertad. Y tres flores, sentadas como mariposas exóticas sobre un ramo vacío, sin ninguna hoja, gritan la vida contra un cielo azul.

    Y entonces pienso: “Hay que seguir”. No importa lo difícil que es este día. Si mi buganvilla puede, yo también.

  3. Raquel Cortés

    Des Consuelo

    “Uf las cinco de la tarde y ya no puedo con mi alma…ahora a recoger al gordo y llevarlo a donde la Mari…en serio no puedo más estoy molida”

    Hola, ¿Qué tal ha ido el día?
    Perfecto. Tienes el bebé en la cuna. Me marcho que tengo prisa.
    Gracias por todo. Mañana te pago.
    ¡Okey! No te preocupes . Cuando puedas. Hasta mañana Consuelo.
    Hasta mañana y gracias, recuerda que mañana me tengo que marchar a las cinco.
    Ya, ya, sales de madrugada como el sol.
    Quita con tanto beso.
    Hasta mañana gruñona.

    Gordo, ¿Cómo estás hoy, cariño? Mami está aquí. Vale, vale con tanto lloro, que eres un lloroncete. ¿Quieres salir un poco? Venga, al comedor a gatear como el machote que estás hecho. ¡Uf, cómo pesas gordito! ¡Olé mi niño guapo!

    “Puaj qué peste hace aquí voy a tener que decirle a esa que nada de maría en el comedor…será asquerosa… voy a abrir el balcón un momento a ver si se airea esto como la vea fumando con el bebé la mato solo me falta preocuparme por esto estoy reventada…hoy no puedo más y ahora encima a fregar platos hasta las tantas en el cuchitril mugriento ese…llevo días durmiendo mal voy a tener que parar un poco bajar el ritmo pero no sé cómo pagar las facturas si no trabajo…dios tengo sueño…un ratito en el sofá no me hará daño a ver las cinco veinticuatro tengo un buen rato me siento un poco solo descansar la vista… ay juan mira que morirte ahora viejo tonto y me dejaste sin nada ahora la tonta a no parar de trabajar…y el bebé…ah ahí vale jugando con las piezas esas…qué desorden está armando…críos”

    Juega, juega, cariño, que mami va a descansar un ratito como una reina.

    “Madre mía que bien se está…descansar los ojos un momentito unos segundos luego dejo al gordo con la Mari… así un ratito solo…se está tan bien así sin hacer nada…hoy me he dado una buena paliza las oficinas esas me están matando cuatro plantas para limpiar…pero dinero es dinero…unos segundos y cojo al gordo…unos segundos…cerrar los ojos descansar los huesos………………………………………..vaya escandalera hay fuera…me he quedado frita…buf estoy atontada…las cinco treinta y seis…cinco minutos más y me voy pitando………………..
    …………………………….que le pasa al perro de la Mari tanto ladrar así no hay quien duerma seguro que ya lo ha dejado en el balcón otra vez como siempre voy a tener que decirle algo que ya está bien………………………..
    ……………imposible ya no puedo descansar con tanta escandalera el perro y las sirenas de cristo…qué pasa con tanto ruido ahora las sirenas……………nada se acabó la paz y el descanso……….tengo que coger al bebé………….va me voy a levantar………..pero estoy reventada…el bebé………………el bebé…………sirenas………..me voy a levantar…el balcón…ya voy…me levanto…pero cuánto ruido hay fuera…he cerrado el balcón…tanto ruido si he cerrado el balcón……….no he cerrado el balcón…NO HE CERRADO EL BALCÓN…EL BEBÉ”

  4. Carlos Gallego

    Correcciones

    Cada día me cuesta más coger un boli, apretar una tecla. ¿Es causa o efecto?
    “Hola, Toni, ¿cómo vas?, Te envío las correcciones que me pediste; creo que llego a tiempo y podremos revisar el original con relativa calma. Relativa, eh; no recuerdo haber sacado un libro sin prisas.” ¡Qué gracioso, gilipollas!
    “Sobre el título, creo que lo dejaré en tus manos. A ti se te ocurrirá algo realmente bueno, yo, la verdad, ando poco inspirado.” Seguro, como siempre me decía ella, hace tiempo que no hago más que repetirme. “Sé que suena a excusa, pero estoy teniendo unos días algo complicados.” ¿Complicados?
    “Estoy de acuerdo con lo que me comentabas del capítulo cinco: «El éxito es el fracaso de los otros». ¿En qué estaría pensando?” En ella. Debería habérmelo guardado para la dedicatoria. “Como dices, suena demasiado duro. Buscaré alguna forma de suavizarlo, algo más edulcorado, y reharé el enfoque de todo el capítulo. No te asustes que lo entregaré a tiempo para que entre en las galeradas.” Por eso nadie se ha tenido que preocupar nunca: el deber antes que el placer. Decías que era un hombre gris, que no sabía divertirme; por lo que pude ver, tú sí.
    “Lo que me ha tocado un tanto la moral es el tema de los plagios. El director ya podría bajar algún día al barro, así sabría lo jodido que se está volviendo inventarse una frase motivadora con algo de gracia y que no la haya usado antes uno de esos americanos. Vamos a tener que pagarles copyright para hablar del tiempo en el ascensor. Ayer se me ocurrió algo relacionando el rollo este de no poder detenerse en la vida con montar en bicicleta. Me venía de cojones para el capítulo de la resiliencia y creo que no estaba nada mal… pues nada, se ve que Einstein tiene una frase parecida. ¡Hay que joderse!” Sí, joderse y seguir con la puta bicicleta, aunque tenga las dos ruedas pinchadas y se le haya salido la cadena. Joderse y seguir pedaleando y dando consejos. No puedo pensar en mi vida sin que me asalte un aquilatado pensamiento, una gota esencial de sabiduría que no podría estar más equivocada. Porque dejar ir no es la mejor forma de decir te amo; no, las hay mejores. Y lloro porque terminó, y putas ganas me han quedado de sonreír porque haya sucedido, A mí sí me define el dolor y no tengo tiempo para sanar; y llorar no me ayuda a olvidarte.
    “En fin, Toni, no te doy más la brasa; envíame los cuatro primeros capítulos que los corregiré para el jueves, no vayamos a retrasarnos. Saludos, te dejo que tengo que seguir adelante.”

  5. admin

    La noria

    Estoy demasiado viejo para esto. No quería salir, pero es el cumpleaños del Chema, nos vamos a juntar los de antes, no puedes faltar. Una cena tranquila y para casa. ¿Cuánto hace que no nos juntamos? Tenemos que repetirlo. Las copas de vino barato y de postre, chupitos, que invita la casa. ¿Dónde seguimos? Protesto, me voy a casa. Quiero descansar, leer un poco. Escribir algo. ¿Estás loco? El bar de Paco sigue abierto ¿en serio? Vale pero la última. Dos cubatas, tres cubatas. Estoy cansado, tengo sueño. ¿Tienes algo? Vamos al baño que yo invito. Esto ya es otra cosa. ¡Venga, otro cubata! Rosa sigue tan guapa como siempre ¿Y sí…? Ni que tuviera 20 años. Ahora sí que me voy a casa y ella ¿tan pronto? ¡Vamos, joder que un día es un día! No sé ni donde estamos bailando con pasos desfasados que provocan las sonrisas de los que nos rodean. Los puretas salen de marcha. Voy con Rosa al baño y nos metemos dos tiros. Nos besamos como si tuviéramos 20 años. No estoy seguro de que se me levante con tanto alcohol así que le bajo las bragas y le como el coño como si no hubiera un mañana. La coca hace efecto y se me pone dura como un ladrillo y acabamos follando duro ajenos a la música, a los golpes ocasionales en la puerta. Paco conoce un after, morirá con las botas puestas. No quedamos muchos, los suficientes. Me pasa unas pirulas. Te van a sentar de miedo. Para adentro. ¿Estoy con Rosa? No me estoy seguro, pero la beso -o lo beso- igual. Al salir el sol nos golpea como una maza. Ahora sí, tengo que irme a casa, no puedo más. ¡Pero primero unos churros con chocolate! Nos manchamos la cara y comemos como bestias. Pedimos una botella de pacharán. Montamos tanto jaleo que nos echan. Es casi la una. Me arrastro. Nos metemos en un macdonald, pedimos hamburguesas con una pinta asquerosa y nos animamos en el lavabo con el postre. En un garito moderno pedimos mojitos mientras tiramos de recuerdos, de una juventud perdida que ya no volverá y que me resulta muy lejana. Soy incapaz de levantarme del asiento, pero me agarran y me levantan. Ya no nos queda coca, solo speed. Suficiente. Vamos a un garito para pillar más y nos quedamos dos horas bailando con música de los 80 y pienso que ahora sí, ahora para casa, pr favor, mis libros, el sofá, la música clásica, dormir en mi cama, pero me encuentro de nuevo en el baño con la tarjeta de crédito en la mano. Joder, lo decía Baroja, adelante siempre adelante, pillamos un taxi, Rosa ya no está pero se nos han juntado personas de otro grupo, hablamos de política, aspiramos de un bote que hace que vea todo de color rojo y todo salta hasta que me la están chupando en un váter que huele de una manera espantosa. No conozco al tío que lo está haciendo, le digo que pare porque no voy a correrme y me pide que se la meta por el culo. Me da miedo que se me desinfle pero aspiro un poco más de popper y lo doy todo. No sé que hora es me da miedo salir a la calle pero aunque es de día el cielo está nublado y empieza a llover y me pongo a bailar bajo la lluvia porque tengo miedo de que si paro me caigo al suelo y busco en los bolsillos y no encuentro nada y me da un pequeño ataque de pánico, pero Paco me da un golpe en la espalda y me pasa un kebab que me sabe a gloria y nos sentamos en un banco y me cuenta cómo echa de menos todo, que la vida es genial y que no quiere que se acabe nunca, otro viaje en la noria por favor y yo me río y le abrazo y lloramos y se queda dormido en mi hombro. Lo acuesto en el banco y le tapo con la cazadora. Camino sin rumbo hasta que encuentro una parada de metro. Es de mi línea. Voy para casa y me prometo que voy a dormir dos días seguidos. Abro la puerta y no sé si voy a llegar a la cama. Suena un mensaje en el móvil ‘Papá, mañana te llevo a los nietos por la mañana, que no tienen cole’. Me cago en mi puta vida.

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