¿Leer o no leer?
por Juan Pablo Fuentes.
Arden las redes. La celebridad de internet, María Pombo, afirmó en un video que «Creo que hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer. Y encima no sois mejores porque os guste leer». La hecatombe. Todo el mundo se apresuró a mostrar su carnet de biblioteca y llevo leídos más de 30 artículos —y subiendo— echando pestes y defendiendo la lectura como si les fuera la vida en ello. Sin contar los insultos que ha recibido María poniéndola a caer de un burro.
He dedicado muchos editoriales a explicar lo que significa la lectura para mí. Cómo ha sido refugio, capacidad de vivir otras vidas, un hábito insoslayable que me ha dado capacidad de resistir en momentos ingratos de mi vida. Incluso he llegado a decir que el descubrimiento de un buen libro es mejor que ir de viaje. Y, sin embargo… estoy completamente de acuerdo con María Pombo.
Empecemos por el principio. Los seres humanos tendemos a creer que nuestros gustos y opiniones deberían erigirse en norma universal. Los amantes del running nos dan la paliza sobre lo bueno que es marcarse una carrera diaria, la gente se pelea por si la tortilla debe o no debe llevar cebolla y los lectores nos empeñamos en que es lo mejor del mundo mundial. Y no. Hay gente a quien no le gusta leer y no tenemos que ser tan pesados. Dejemos a la gente vivir tranquila.
Por otro lado, es cierto que la lectura tiene un prestigio indiscutible. Hasta el punto que hay lo que se conoce como lectores performativos, es decir, gente que va con un libro de aquí para allá para presumir, pero que nunca se lo va a leer. El postureo de toda la vida, vamos. Porque nadie va a dudar de que los que leen son más cultos, más inteligentes y mejores personas, ¿no?
Pues no. Lo que muchos de los que han escrito artículos defendiendo la lectura se han encontrado es algo que yo ya sabía desde hace mucho porque es un tema que me interesa. No hay ningún estudio serio que demuestre que la lectura nos haga mejores en nada. Ni en empatía ni en salud mental ni en inteligencia. Lo único que nos da es más vocabulario. Punto. Ni siquiera nos protege del deterioro cognitivo frente a la vejez. Caminar media hora al día es mucho mejor que leer un libro.
Yo siempre he estado en contra de la visión utilitarista de las cosas. En este mundo ultracapitalista solo podemos hacer cosas que nos den un beneficio. Y tampoco. Leer no consuela, en cierto modo, desespera. El detective Carvalho no quemaba los libros porque sí. Leer no nos hace mejores, y estoy convencido de que es más provechoso intelectualmente ver un capítulo de Rick y Morty que leer 50 sombras de Grey. Dejen, por favor, a María Pombo no leer tranquila y en vez de rasgarse las vestiduras y, si tanto defienden la lectura, lean un poquito más y, sobre todo, compren libros en las librerías de su barrio.