Lecturas Ligeras
Cuando llega el calor, los chicos se enamoran y empiezan las recomendaciones de lecturas de verano. Lecturas ligeritas, porque por lo visto no puedes ir a la playa con el Quijote, o porque con el calor nos volvemos más estúpidos de lo que somos normalmente. El caso es que tienen que ser libros de fácil lectura, que no nos hagan pensar demasiado. Nuestro lector interior también se toma unas vacaciones.
Yo, que suelo ir a la contra, utilizo los veranos para lo contrario, para leer esos tochos infumables aprovechando que tengo más tiempo libre. Mis neuronas funcionan igual de mal con el frío que con el calor, y por lo menos no tengo preocupaciones laborales. Les ahorro títulos para no sonar pretencioso.
En esto, como en muchas otras cosas, hay una falsa dicotomía. Que se soluciona con una frase de aplicación general ‘Haz lo que te dé la gana’. ¿Es mejor el libro de papel o el electrónico? ¿Hay que acabar los libros o abandonarlos? ¿Hay que salir de la zona de confort o leer solo lo que nos gusta? Todas estas cuestiones y muchas más se responden de la misma manera, que cada cual haga lo que le parezca mejor.
Pero elijamos lecturas ligeras o complicadas, lo que siempre cuesta es encontrar buenas lecturas. Porque hay novelas de vanguardia que son malas y pretenciosas y súper ventas que son excelentes. En un viaje reciente, cansado y medio dormido, decidí ver una película entretenida. A los quince minutos dejé el visionado porque era tal colección de lugares comunes que tenía las neuronas sangrando. No es que esté en contra del cine palomitero, estoy en contra de las malas películas.
Pero igual que el humor tiene mala prensa y las comedias se valoran menos que las tragedias, también las lecturas ligeras tienen su sambenito y pocos escritores se arriesgan con ellas. Lo que es una pena, porque hace falta mucho talento para escribir algo que tenga gracia y, a la vez, tenga una cierta profundidad.
Deberíamos tener un catálogo de buenas lecturas ligeras. Libros que se leen en un suspiro, pasapáginas incontestables, lecturas que nos hagan reír a carcajadas. Pero que no sean la enésima repetición del viaje del héroe, o con personajes más planos que el papel de fumar, o que vayan a tópico por página. Que parecen sacados de los descartes de chat GPT. ¡Un poco de imaginación, por favor!
Mientras llega ese catálogo les animo a que se pasen por las recomendaciones de nuestras reuniones letraheridas, disponibles tanto en la versión digital de la revista, como en nuestro usuario de goodreads. Un catálogo en el que cabe todo, incluyendo lecturas entretenidas pero con el sello de calidad de un grupo de amantes de la buena literatura. Confiamos en que encontrarán algo que les guste y después ustedes eligen cuándo y cómo leer. Tumbados en una hamaca en la playa, viajando en metro, o en la comodidad de la butaca casera después de un duro día de trabajo. Lo importante es leer.