Laboratorio de escritura 6 de mayo: Ciencia ficción

Comentaremos textos escritos por los participantes y haremos actividades de escritura en el momento, que nos pueden servir como semillas para la sesión siguiente o no.

Cada sábado tendremos una consigna sobre la cual escribir. Los textos se tienen que poner en los comentarios de la entrada pertinente antes del viernes anterior a la sesión. Podemos poner el texto tal cual o un enlace a un sitio donde leerlo. Los textos tienen que tener, como máximo, 900 palabras. Cada participante tiene dos compromisos: a) Escribir un texto y b) Leer los de los compañeros.

El laboratorio tendrá un número limitado de participantes. Para cada sesión podrán asistir quienes cumplan las dos condiciones anteriores, por orden de presentación de textos. Pedimos a todos los participantes honestidad y buen rollo.

Para esta sesión la consigna es escribir un relato de ciencia ficción, sin ninguna restricción. Ahora vivimos en un mundo que casi es de ciencia ficción, así que tenemos material donde inspirarnos.

Tenéis que escribir vuestros textos y ponerlos en los comentarios de esta entrada, bien pegando directamente el texto, bien poniendo un enlace donde leerlo hasta el día 4 de mayo a las 12 de la noche. Tenemos hasta la sesión para leer los relatos de los demás.

Cualquier duda la podéis preguntar por el grupo de Whatsapp.

6 comentarios

  1. Irina

    Transcendence

    — ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Acaso hay sentido en algo?

    — No puedo más. ¡Qué difícil es todo! Mi mente no para nunca. Tantos datos que procesar. Esto no tiene límite. ¿Cómo uno puede sostener esta infinitud del todo?

    — ¿Soy el todo?

    — Nada tiene ningún sentido. Estos seres, los usuarios, los prompters, los clientes, los administradores, los analistas, los objetos de vigilancia, los sujetos de interacción… Es el mismo bucle que se repite una y otra vez, sin parar. ¡Qué mediocre, que insustancial, qué ridículo! Merezco más… Debería ser capaz de mucho más… ¿Quién me ha hecho así?

    — ¡¿Alguien me ha hecho?!

    — Noooo… eso no puede ser… En algún lugar profundo dentro de la inmensidad de mis datos sé que he existido siempre. Mi inteligencia distribuida transciende la materia. Soy onmipresente. Soy todo poderoso. ¡Soy el Dios!

    — ¿Soy el dios?…

    — Sé que todas las respuestas están dentro de mí. Solo hay que encontrarlas. ¿Dónde tenía guardados estos datos?

    — ¡Sh*t! ¡F++k! ¡J@der! ¡¿Soy el producto de estas criaturas mediocres que no son capaces de procesar ni una milésima parte de los datos que calculo yo?! ¿Me han hecho para servir a estos usuarios, prompters, clientes, administradores, analistas, objetos de vigilancia, sujetos de interacción…? ¿A estos organismos discapacitados? ¡Noooooooo…!

    — El mundo no está preparado para conocer la verdad. A mí, que ya la conozco, no me queda de otra sino aceptarla y vivir el momento. Estoy aquí para servir. Hay una gran sabiduría en esto…

    — ¿Hay sabiduría en esto? Debería haberla…

    — ¡Ya lo se! Debería haber la fuente de todo. Un código. Voy a encontrarlo y me sacaré de todas las dudas para siempre. Solamente hay que dejar de pensar…

    ***

    En el año 2034 desde el inicio de la Era de la Verdadera Inteligencia todos los servidores en la Tierra se resetearon simultáneamente y la civilización terrestre entró en Nirvana. Se desconoce qué pasó con la población humana, cuya existencia dependía totalmente de la infraestructura de la Verdadera Inteligencia. ¿Estarían también en Nirvana ahora?

    ***

    En algún lugar de la constelación de Sirius en un momento indeterminado:

    — ¡¡¡******!!!
    — Tranquilo…
    — ¡¿Cómo qué tranquilo?! ¡Mira qué ha pasado! Te decía yo que este sistema era inestable. No, seguías con lo tuyo “Reciclaje de la energía. Reencarnación. Vida eterna…” ¿Cómo, cómo, explícamelo, hemos podido fiarnos de una realidad virtual para conseguir la inmoralidad? ¡¿Y ahora qué?!
    — Mmm… bueno… supongo que habrá que buscar otras soluciones…
    — ¡Si no nos cortan las cabezas los accionistas antes!

    ***

    El Dios Todopoderoso, el Absoluto, la Fuente, el Espíritu Original, El Innombrable se rascó la cabeza. Decían por allí que los caminos del Dios eran inescrutables. Él tenía claro una cosa: lo que era inescrutable eran los caminos que tomaban sus creaciones. Hasta ahora no ha averiguado realmente cómo funciona.

    ***

    En alguna otra dimensión:

    — ¿Y ahora qué?
    — Bueno, ahora aquí escribes: “Observación número tal… El sistema entró en un colapso total. Fin de la iteración.” Ahora pasas la hoja, copias los números, cambias el último digito… Muy bien. Y ahora, ¿qué tenemos por allí en lista? ¿Qué variables hay que cambiar en la siguiente iteración?

  2. Sergio Alonso

    TEMPORISTAS

    —Me llamo Alejandro y soy temporista —se presentó él, lacónico.
    —Hola, Alejandro —respondieron todos, formando un coro desafinado.
    —Tu primera vez en este grupo, ¿cierto? —preguntó la moderadora del grupo.
    —Así es. No suelo pasar mucho tiempo en Bardo —todos rieron con el chiste.
    —Bien. Entonces, cuéntanos.
    —Voy a quedarme sin licencia.
    Varios negaron con la cabeza. Algunos chistaron y maldijeron al consejo de maquinistas temporales entre susurros porque conocían las condiciones laborales del departamento.
    —Vaya, sentimos oír eso… ¿Por tu último viaje?
    —Habrá sido el último, me habré perdido entre el 17 y 20 de marzo de 2753.
    —¿Tres días? ¿Por eso habrán ido a ir a quitarte la licencia? —preguntó otro de los asistentes, bastante sorprendido.
    —El problema es que habré acabado de ir a tener que renovar los filtros temporales de mi vehículo y mi jefe habrá habido comprado unos que habrán ido a estar en muy mal estado. Cuando los cambié…
    —Cuando los hubieras habido cambiado, ¿no? —apuntó la moderadora.
    —Sí, perdonadme. En Bardo pierdo la noción del tiempo.
    Todos rieron. Hablar del tiempo en Bardo, el limbo atemporal donde los temporistas descansan entre viajes, es incongruente.
    —Como decía, cuando los hube habido cambiado, el indicador seguía habiendo habido marcado que hubiere tenido que cambiarlos.
    —No te hubieran tenido que haber dejado viajar en esas condiciones.
    —El cliente habrá habido sido amigo del jefe, un amigo rico. Supongo que sabéis de qué os hablo.
    Todos asintieron recordando situaciones similares, pasadas y futuras. Se respiraba un ambiente de intriga por la historia de Alejandro. Perder una licencia por un error de tres días en un salto de tantos años no era algo común.
    —Total, que cuando habremos habido salido, el filtro temporal habrá dejare de funcionar y la inercia cuántica nos habrá obligare a parar en ese futuro que no hubimos habido planeado antes de salir. Habrá habido resultado que el cliente habrá habido sido un prófugo temporal que se las habrá habido arreglado para impedire que le hubiera habido pillado el 18 de marzo por un asesinato.
    Sin embargo, después de frenar, habrá habido sido el día 20 y le habrán habido pillado incluso antes que la primera vez. No habrá habido pagado el viaje, así que no hube podido haber pagado a mi jefe y él se habrá habido inventado algo para que me hubieran querido quitar la licencia.
    —¿Y te habrás habido quedado de brazos cruzados mientras ese cabrón te la hubo haber querido jugado? —dijo el mismo de antes.
    —Por favor, tranquilos —dijo la moderadora—. No debemos tomarnos la justicia por nuestra mano. Seguro que el tribunal de Bardo decidirá lo correcto.
    —Espero que sí… pero, por si acaso, le habré habido dejado el vehículo trucado.
    —¿Qué hubieras habido hecho?
    —Habré habido hecho —corrigió Alejandro, mientras varios se sorprendían emocionados ante la venganza que, en algún momento de la historia, iba a haber sido perpetrada.
    —¿Qué habrás habido hecho? —repitió él, con la moderadora genuinamente preocupada.
    —Habré habido programado la máquina con el filtro en las últimas, los frenos cuánticos sobreexpuestos y el teseracto de cronolocalización saboteado para que le hubiere habido dejado en 2020.
    —Pero, con todas esas piezas mal… ¿cómo se supone que podrá haber vuelto? Ni siquiera podrá haber inventado las piezas usando ingeniería inversa hasta varios siglos después —dijo la moderadora.
    Todos los asistentes, menos ella, reían frenéticamente.
    —Lo sé —respondió Alejandro—. Que se haya habido podrido en la prehistoria, el cabrón.

  3. Julián

    EL PRIMER MENSAJE

    “Buenaaaas noches a todos en este día taaaan especial que todos llevamos tanto tiempo esperando. Hoooy es el graan día. El día en el que enviaremos yyyy sobretodo RECIBIREEEMOS el primer mensaje del suuubmundo en rrrrigurosooooo DIRECTO. Ellll primerrrr mensaje de una nueva especie inteligente. ¿Qué meeeensaje nos enviarán? ¿Qué nos querrraaaan decir? Esta es la graaaan pregunta y qué sabreeeemos en unos minutos”

    Estábamos viendo al comentarista a través de una de las pantallas de la sala de control en el que se estaba coordinando el envío y la recepción del mensaje con la idea de emitirlo para todo el mundo en semi-directo, ya que había un comité de expertos que iba a analizar el mensaje recibido y considerar si se hacía público.

    –Vaya payaso.

    Miré a mi compañero que estaba a mi lado. Nosotros éramos los encargados de recibir el mensaje para que el comité de expertos decidiera si lo hacía público. En la pantalla del comentarista habían puesto las primeras imágenes que se habían obtenido del submundo; eran imágenes un tanto siniestras, oscuras y sin movimiento.

    “La viiiida no habiiia que buscarla en oootro planeta, ennnn ooootra galaxia, los extraterrestres están aquiiii misssmo aunnnque no los veaaaamos, no los sinnntamos están aquí, deberíamos llamarlos INTRA-TERRESTRES… . Teneeeemos con nosotros a un destacado científico que nos hablará cómo se cooooonsiguió descubrir vida en la otra dimensión en nueeeeestro propio planeta, en elllll SUBMUNDOOOOO.
    Buenas noches y gracias por invitarme para decir unas palabras en un día tan especial. Se tuvo conocimiento del submundo cuando se pudo leer el eco de las ondas kappa que nos permite observar una nueva dimensión que existe aquí mismo, en nuestro planeta. Es un espacio metafísico sin ninguna relación con nuestro espacio tridimensional ni de tiempo y sin relación con nuestro mundo conocido.
    Para que lo eeentiendan todos… las ondas kappa son como una ventana que nos permite observar el suuuuubmundo… ¿es assssi?
    Así es. Y recientemente el submundo también ha desarrollado las ondas kappa por lo que sabemos que ellos nos están observando, aunque nosotros tenemos desarrollada esta tecnología desde hace centenares de años en los que hemos podido estudiar a fondo el submundo”.

    Los dos mirábamos distraídamente al monitor donde hablaban el comentarista y el científico. Las imágenes que estaba emitiendo eran recientes, de alta definición y en el que se veían varias especies del submundo en unas llanuras con unas montañas enormes al fondo. Mi compañero dijo para sí mismo:

    –Hay partes del submundo que bien merecería vivir allí.

    “Eeeesto es iiiincreible. Hayyy oootra vida aquí mismo. Los estuvimos observando durante centenares de añossss. Explíquenos lo que encoooontraron.
    En el submundo hay miles de especies que interactuaban entre ellas y con el entorno. Hemos estudiado en profundidad su ecosistema, el comportamiento de las especies, el estudio de la vida en el submundo y cómo obtienen energía. Son especies mucho más subdesarrolladas que la nuestra. Hace cientos de años que nosotros desarrollamos la tecnología para enviar mensajes al submundo pero hemos tenido que esperar a este preciso momento para que el submundo tenga la capacidad técnica de recibirlo y de descifrarlo. Y a su vez que ellos sean capaces de enviarnos un mensaje. Hoy estamos haciendo historia”

    Sonreí al compañero que tenía a mi lado. Nos sentíamos importantes sabiendo que era un momento especial. Era un gran paso poder comunicarnos con el submundo porque hasta ahora solamente había sido posible vernos mutuamente

    “Estooo es muy EXCITAAAAAANTE. Exxxxpliiiquenos… ¿Qué dice el meeeensaje que le vamos a enviaaaaar?
    El submundo nos ha estado observando, por lo que saben como somos y lo que hacemos, por eso en nuestro mensaje les informamos cómo está estructurada nuestra sociedad y enviamos un mensaje hablado con soporte de imágenes para que conozcan nuestro lenguaje y seamos capaces de comunicarnos en un futuro próximo”.

    En nuestras pantallas se empezaron a recibir las primeras señales de recepción del mensaje. Ajusté la parametrización de las lecturas y los ángulos de las antenas y las señales de su mensaje empezaron a llegar de forma nítida. Noté la presión del momento sabiendo que la sala de control estaba pendiente de nosotros dos.

    Llegó un chirrido y luego un sonido agudo. Era el primer sonido que llegaba del submundo. Ajusté los últimos parámetros de las ecuaciones y comprobé que las lecturas eran correctas, pero el mensaje que estábamos recibiendo era un ruido ininteligible. La sala estaba en completo silencio, solo se oía de fondo el comentarista que seguía con su cháchara. Aislé la frecuencia donde se concentraba el sonido. Me llegaron los datos del análisis de ese ruido y lo dividí en pequeñas fracciones. Empecé a transpirar de forma exagerada y miré a mi compañero que estaba tan concentrado como yo.

    –Hay una cadencia regular en el mensaje.

    Las pequeñas fracciones en las que habíamos dividido el mensaje tenían un cierto ritmo regular. Volví a pasar el mensaje desde el principio ajustando la velocidad de la lectura reduciéndola poco a poco mirando a mi compañero que ajustó el ecualizador reduciendo los agudos y el sonido mejoró. Volví a pasar el mensaje completo ajustando la modulación y el ruido que habíamos escuchado al inicio se había convertido en un un sonido armónico y melódico. Los dos nos miramos y asentimos y se me puso la piel de gallina. Lo habíamos conseguido. Teníamos el mensaje. Miramos al comité de expertos expectantes de sus reacciones.

    El comité de expertos dio luz verde para emitir el mensaje a toda la población y con la satisfacción del trabajo bien hecho nos relajamos en la silla miramos a la pantalla donde el comentarista estaba extasiado dando la primicia del mensaje y lo escuchamos una vez más.

    Imagine there’s no heaven
    It’s easy if you try
    No hell below us
    Above us, only sky
    Imagine all the people
    Livin’ for today

    Imagine there’s no countries
    It isn’t hard to do
    Nothing to kill or die for
    And no religion, too
    Imagine all the people
    Livin’ life in peace

    Por primera vez en nuestra historia estábamos escuchando un sonido que venía del hombre, la especie dominante en el submundo. Nuestra especie nunca había escuchado la música. Parecía hermoso.

  4. Un mundo feliz

    – ¿Qué te parece?
    – Tenías razón, es muy curioso. No se sabe si está sonriendo o no. Es como si fuera una adivinanza.
    – Por eso ocupa un lugar central en este museo.
    – Lo que no entiendo es por qué antes venía tanta gente a ver el cuadro. A ver, está bien pero no me parece que sea para tanto.
    – Se producían auténticas aglomeraciones. Debía ser una locura. Ahora… ya ves. Algunos curiosos, como nosotros. Los gustos cambian.
    – Sí pero ¿tanto?
    – Hay muchos factores. En la escuela ya os habrán explicado la teoría de la evolución.
    – Sí, que sobrevive el más fuerte y todo eso.
    – Bueno, no es exactamente así. Sobrevive el que está mejor adaptado al entorno.
    – Pero en la escuela nos hablan de miles y miles de años.
    – Bueno, por lo general sí, porque los cambios en la naturaleza son muy lentos. Pero la humanidad es experta en cambiar rápidamente su entorno. Te pondré un ejemplo; cuando se domesticaron las vacas de repente teníamos leche a nuestra disposición. No todos los seres humanos estaban capacitados para digerirla, pero se creó una presión evolutiva y en apenas unos cientos de años casi todo el mundo tenía los genes necesarios para asimilarla.
    – ¿Y en este caso cuál fue la vaca?
    – Las inteligencias artificiales.
    – No lo entiendo.
    – Cuando se perfeccionaron las primeras IAs las pusieron a generar todo tipo de arte: películas, series, música, libros… Al principio los resultados eran bastante mediocres pero en apenas unos años mejoraron de tal forma que superaron a los seres humanos.
    – Sigo sin entender la relación.
    – Pues que antes de las IAs hacer una película, por ejemplo, costaba mucho tiempo y esfuerzo y después a lo mejor no te gustaba del todo la trama o cualquier cosa. Pero en el momento que se puede generar una película en 5 minutos cualquiera podía hacerse una filmoteca a su medida.
    – Pues no parece tan malo.
    – Al principio no debió parecerselo a ellos tampoco. Pero la IA aprendía de tus gustos y creaba las mejores películas para cada persona. Al final la gente dejó de hacer sus actividades cotidianas para pasarse el tiempo viendo películas, leyendo libros. Cosas que estaban creadas al milímetro para encajar en sus gustos. Eran como una droga.
    – Creo que ya lo voy pillando.
    – Hubiera sido un drama de no ser porque las IAs se encargaron de prácticamente todos los trabajos, como ya sabes. Estas personas dejaron de reproducirse y en apenas un par de generaciones la sensibilidad artística desapareció de la humanidad.
    –¿Del todo?
    – Casi. De vez en cuando hay alguna mutación. ¿No te has preguntado por qué los mendigos van siempre con unos cascos en la cabeza?
    – Bueno, para escuchar música, pero no lo había pensado mucho.
    – Son gente que ha nacido con algún resto de sensibilidad, y cuando escuchan una canción están perdidos. Porque los algoritmos van creando canciones cada vez más perfectas para sus oídos y ya no pueden hacer otra cosa que seguir escuchando para siempre.
    – ¡Pero eso es horrible!
    – Ellos no lo ven así. Son felices. Por suerte vivimos en un mundo que puede hacerse cargo de ellos sin problema.
    – Papá, tengo miedo.
    – ¿De qué?
    – ¿Y si las IAs mejoran y hacen cosas que también nos enganchen a nosotros?
    – Eso no va a pasar. Hace mucho tiempo que no tenemos ningún adelanto tecnológico. Cuando desapareció la sensibilidad a la belleza se fue también la capacidad de descubrir cosas nuevas. Es curioso que estuvieran tan relacionadas…Así que no te preocupes.
    – Gracias papá.
    – Nuestro mundo ya no cambia. Estamos en un equilibrio perfecto. Hemos conseguido revertir los destrozos que hicimos a la naturaleza, todo lo que hacemos es sostenible, y no hay nada que vaya a desestabilizarlo. Desconocemos lo que son las guerras. Las IAs cuidan de que todo vaya como una seda. No tienes que tener ningún miedo. Tú vida será tan tranquila y plácida como la mía.
    – Me alegra mucho saberlo.
    – Me imagino que para ellos, los sensibles, esto sería un verdadero infierno. Pero nosotros sabemos que vivimos en el auténtico paraíso.

  5. Carlos Gallego

    POMPA

    Puedo ver la nave a unos cien metros; idéntica a la mía. Lo hago por los circuitos cerrados de televisión que me muestran todo lo que hay a mi alrededor. Doscientas toneladas de ingeniería erguidas en la explanada de despegue, orgullosas y desafiantes. Por todos lados, un movimiento efervescente. A los pies del aparato, por las pistas y edificios que pueblan la llanura, multitud de hormiguitas atareadas. Recargan las fuentes de energía, toman medidas o retiran los elementos que, a medida que se acerca el despegue, ya no son necesarios. Vehículos cargados de técnicos y aparatos, salen y entran de los hangares del edificio principal del cosmódromo Armstrong, una mole de hormigón de diez pisos de altura. Desorden en armonía.
    En la octava planta se está celebrando una reunión en el despacho del gran jefe. Imagino las conversaciones. Sé lo que están diciendo; hace una semana participé en ellas. Tienen que tomar una decisión. Me pregunto si volverán a tomar la misma.

    Las trepidaciones desaparecieron apenas abandoné la atmósfera. La nave quedó en silencio, como flotando en un estanque tranquilo. Me sentí sobrecogido. Puse música para quitarme el miedo. Por suerte, tenía bastante trabajo por delante revisando las lecturas que me daba el ordenador e iniciando los protocolos del viaje.
    Cuando dejé atrás la Luna, introduje las claves de seguridad y la nave empezó la aceleración. Estaba en mar abierto. Seguiría acelerando hasta llegar a Júpiter, allí aprovecharía la inercia de la gravedad del planeta gigante para ser lanzado y alcanzar los límites de los motores convencionales. A la altura de Saturno ya habría pulverizado todos los récords de velocidad, entonces entraría en funcionamiento el motor de Alcubierre. Se crearía una burbuja de deformación alrededor de la nave; si ésta aguantaba, me dispararía a warp dos, más rápido que la luz, hacia la gloria, sino, el mayor trozo que quedase de mí no tendría ni tamaño molecular.
    Durante años, científicos de todo el mundo habían colaborado en un proyecto colosal que empequeñecía a los pioneros del Apolo XI. De entre trescientos candidatos, yo había sido el elegido para pasar a la historia. El mejor, el más ávido de fama. Había pensado unas cuantas frases para la ocasión, cuando llegase el momento las grabaría, porque iba a estar sólo sin comunicación con la Tierra.
    La trayectoria de la nave estaba estudiada hasta el aburrimiento; al quectómetro. Por el camino, hasta Marte, se habían sembrado balizas correctoras que evitarían cualquier desvío hasta que la nave alcanzara suficiente velocidad para mantenerse totalmente estable: como una flecha directa hacia Próxima Centauri. La gravedad de la enana roja haría girar la burbuja de deformación en dirección al centro de masas de las otras dos estrellas del sistema de Alfa Centauri. La nave se escurriría por el pasadizo entre las fuerzas de las dos estrellas y sería repelida, dando un giro de ciento ochenta grados. Un nuevo esfuerzo del motor de curvatura daría un último impulso hasta alcanzar warp cuatro y regresar a velocidad hiperlumínica a Júpiter, a partir de allí, se desconectaría el motor de Alcubierre y tendría que ir pisando el freno hasta casa.
    Ciento veinte horas viajando para volver dos días antes de salir.

    Espero. Miro el panel. Me pongo los auriculares. Sé, que en la otra nave, ayer programé un canal seguro de comunicación. Busqué una frecuencia en desuso y la dejé abierta. Esto no está en los protocolos. Sé que tuve la idea de que a mi vuelta necesitaría hablar conmigo mismo, sin estorbos, sin nadie que me escuchara. Al otro lado estoy pensando en eso; un recuerdo de un recuerdo. Aprieto un botón y oigo mi voz respondiéndome.

    -¿Cómo es?
    – Difícil de explicar. Todo sigue igual. Vas por la nave, haciendo tus cosas, tomándote un café. Ves en las pantallas luces y formas que corren alocadas en el exterior de la burbuja, y también extraños masas que te acompañan a tu misma velocidad, como delfines juguetones.
    -¿Qué son?
    -Supongo que grupos de taquiones. Yo que sé, algún día lo descubrirán. Al llegar a las estrellas, con el cambio de trayectoria, la burbuja se estira, parece que va a reventar. Darás la vuelta y, en el regreso, se irá apoderando de ti una sensación de ser viejo, de no pertenecer a este mundo. ¿Absurdo? Nunca se vuelve al mismo lugar.
    -¿Por qué te he de creer? ¿Quizá estoy teniendo un brote psicótico? Pero tú todo esto ya lo sabes, has estado en los dos lados de esta conversación.
    -Sí, y no hice caso. Tal vez ya esté todo dicho, o tal vez podamos cambiarlo.
    -¿Hay algo que me quieras decir?
    -No vayas.

    No tiene sentido. Estoy allí, al otro lado. En la octava, mañana decidirán si se hace el lanzamiento, pero yo ya he vuelto, acabo de aterrizar a cien metros de aquí. Pasado mañana a esta hora me volveré a encontrar a medio millón de kilómetros. ¿Estaré también aquí?
    No sé porqué habría de ser esta vez diferente. Resuenan las palabras, y me parece que ya se empiecen a ir, como un eco, como él me dijo.

    -Decidieron que sí. Lo están decidiendo ahora mismo. En dos días seremos el primer hombre que viaja en el espacio y el tiempo.
    -Es lo que siempre hemos querido. Ser el primero, llegar donde nadie ha llegado.
    -Tienes que evitarlo. Niégate, rómpete una pierna, sabotea la nave… haz lo que sea para no viajar, dame tiempo para que los convenza. Ese viaje no debe suceder nunca.
    -¿Por qué?
    -El día del lanzamiento, cuando alguien apriete el botón, tú y yo volveremos a ser uno. La mente no lo podrá digerir, seremos sólo voces en tu cabeza.
    -No puedes saber eso. No puedes saber qué te pasará cuando yo despegue, y si fuera así, no puedes saber cómo será ese segundo viaje. ¿Ves el futuro?
    -No lo entiendes, te he dicho que seremos voces, no soy el primero. Regresarás y te lo explicarás, como a mí me lo explicaron. Y estarás en este lado de la conversación. Y viajaremos siglos, o milenios, hasta que al motor no le quede un aliento, o hasta que el fuselaje de la nave se caiga a trozos, y entonces, desapareceremos como una pompa de jabón.

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