Polvo y grito
por Rosa Reis.
A veces no somos conscientes del porqué de las cosas, los libros que llegan a nuestras manos es un ejemplo de ello. Alguien te habla de uno y eso te lleva a bucear y encontrar el tesoro. Es así como encontré el poemario de Mosab Abu Toha, un poeta gazatí que habla del dolor que va más allá del dolor. Abu Toha ha sido premiado en Estados Unidos con el premio del libro estadounidense American Book Award y el premio Derek Walcott de poesía. Ha creado la biblioteca pública Edward Said la primera en inglés en Gaza.
Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído es su primer poemario traducido al castellano. Hay algunos poemas que trascienden la palabra, como si no les bastara y entonces transitan la piel y se introducen en nuestro cuerpo tomando posesión de nuestros sentidos, es esto lo que les ocurre a los poemas de Abu Toha. En este caso, el órgano adherido a la palabra es el oído, sus versos contienen el ruido de la guerra, los cazas, los drones y el silencio de la muerte.
Abu Toha reside en el Cairo con su mujer y sus tres hijos, pero han perdido a muchos de sus familiares y amigos. Su abuelo murió por falta de medicinas. Su amigo Refaat Alareeer, profesor de Literatura Inglesa y poeta, que fue asesinado por el ejército israelí en diciembre del año pasado, dejo escrito un poema para su hija: «Si debo morir, tú debes vivir para contar mi historia». Su hija murió en un bombardeo unos meses después de su padre. En una entrevista, Abu Toha recuerda el verano de 2023 cuando Refaat Alareeer y él fueron a recoger fruta. Tenían el proyecto de dar clases juntos. Nunca pudo ser.
Desgraciadamente la experiencia de la guerra ya la escribieron otros poetas, antes que Abu Toha, como Wilfred Owen quien en su libro Poemas de guerra escribe una sátira contra la contienda y contra el hecho de transmitir de generación en generación la antigua mentira: «es dulce y honorable morir por la patria». Una frase utilizada en la Roma Antigua que proviene de un poema lírico escrito por Horacio. Owen, dedicó a la batalla un himno que comienza con este verso: «¿Qué campanas suenan por los que mueren como ganado?». Murió tres días antes de terminar la Primera Guerra Mundial.
Otros poetas significativos de la poesía de guerra fueron: Robert Graves, Siegfried Sassoon, David Jones, Ivor Gurney, Rupert Brooke, Edward Thomas e Isaac Rosenberg .
En España, Miguel Hernández, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca, nos describen situaciones de la barbarie en los conflictos armados.
En una entrevista concedida, el periodista pregunta a Toha:
- ¿Sigue creyendo que su futuro está en Gaza?
Toha. Espero, pero no sé si habrá un lugar al que volver. Israel no está dejando nada en pie.
- ¿Hasta cuándo durará esto?
Toha. No lo sé. Soy solo un poeta escribiendo sobre la pérdida y el dolor.
Solo queda mostrar algunos de los poemas del libro, Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído, para compartir con Abu Toha la carga y el peso de los escombros de su casa y de sus libros convertidos en cenizas.
SALARIO DE ESCOMBREROS
¿Por qué no se lleva el bombardero unos escombros
a bordo después de destruir
una casa para aumentar el salario del piloto?
En la balanza, el acero y las piedras pesan más
que las almas.
EJERCICIO INTENSO
En Gaza
respirar es una terea,
sonreír es hacerse
cirugía plástica
en el propio rostro,
y levantarse por la mañana,
intentando sobrevivir
otro día, es regresar
de la muerte.
Mi hijo se llama Yazzan. Nació en 2015, un año después de la guerra del 2014. Así ponemos las fechas. Una vez vio un cúmulo de nubes. Gritó ¡Papá bombas! ¡Cuidado! Pensó que las nubes eran el humo de las bombas. Hasta la naturaleza nos cofunde.
¿Qué es hogar?
Qué es hogar:
Es la sombra de los árboles cundo iba la escuela antes de que los arrancaran de raíz.
Es la fotografía en blanco y negro de la boda de mis abuelos antes de derrumbarse las paredes.
Es la alfombra de oración de mi tío donde dormitaban centenares de hormigas en invierno antes de que fuera saqueada para colocar en un museo.
Es el horno que mi madre usaba para hornear el pan y asar el pollo antes de que una bomba calcinara nuestra casa.
Es el café donde veía los partidos de fútbol y jugaba—
Mi hijo me interrumpe: ¿Una palabra de cinco letras puede guardar todo eso?