Otra spin-off de Carmen Mola
Por José María Tovillas Morán.
Santiago Díaz Cortés (Madrid, 1971) sigue los pasos de su compañero Agustín Martínez de Carmen Mola, publicando una novela en solitario como ya había hecho con anterioridad a la creación del proyecto Carmen Mola en el que la tercera pata es Antonio Mercero. Curiosamente, en el interior de portada de la edición que yo he manejado no se hace referencia alguna a la tetralogía Carmen Mola quizás por rivalidades entre editoriales. Esta política de marketing me parece que falta a la debida honestidad con el lector. También resulta curioso no incluir el segundo apellido del autor ni en la portada ni en la semblanza biográfica por influencia anglosajona.
El Buen Padre fue escrita en 2021 sirviendo para introducir como nueva protagonista femenina de thrillers policíacos a la inspectora Indira Ramos. A esta primera novela le han seguido en la serie Indira Ramos las novelas Las otras niñas (2022) e Indira (2024). El resultado final ha sido la Trilogía de Indira como la llaman unos o la Trilogía del Buen Padre como dicen otros. El autor ha confesado en una entrevista que el confinamiento le fue bien ya que, aunque él trabajaba desde casa con anterioridad, tuvo más tiempo para dedicárselo a la escritura y a la lectura en este período tan complejo (quienes realizan trabajos de carácter intelectual han manifestado esta misma reflexión cuando se les ha preguntado).
El Buen Padre es una novela de crímenes donde se entremezclan diversas historias que se van uniendo unas a otras de forma que al final toda la trama se resuelve de forma muy sorprendente para el lector.
Indira Ramos es una nueva estrella dentro de la constelación de personajes femeninos de novela negra española. Lógicamente, el autor ha querido construir un personaje dotado de singularidad e identidad propios. Indira es una inspectora honesta e incorruptible que no se deja llevar por los temores y complicidades propios de una estructura como es la policía por lo que se ha granjeado enemistades dentro del cuerpo que se explican en la novela. Desde el punto de vista más personal, Indira sufre de un trastorno obsesivo-compulsivo que se manifiesta en la higiene más escrupulosa así como en el horror ante el desorden cuyo origen también se desarrolla en el texto. Estos rasgos del personaje tienen gran importancia en la narración de la historia.
La trama está muy bien desarrollada a través de capítulos muy cortos (412 páginas y 89 capítulos), llenos de acción, donde no hay descripciones de personajes ni de lugares. Tampoco existen diálogos interiores a diferencia de lo que sucede en algunas novelas del género donde los autores destinan numerosas páginas para que las protagonistas manifiesten sus inquietudes y sentimientos. De esta forma, el ritmo de la narración se mantiene muy dinámico a lo largo de toda la obra. El lector quiere saber qué va a pasar a continuación y prosigue la lectura de la historia. Dice el autor que «Me gusta empezar las novelas con algo impactante que te pegue al libro» para que el lector se pregunte cómo se ha llegado hasta aquí y acompañe a los investigadores en el proceso de descubrimiento de la verdad.
Otra de las características destacadas por la crítica respecto de la novela es cierta abundancia de personajes. Al principio se encuentran alejados unos de otros aunque al final la relación inicialmente oculta entre ellos se descubre desenredándose la madeja.
El tema de fondo de esta novela es la necesidad de justicia que existe en la sociedad y la denuncia de cuándo se convierte esta noble aspiración en un deseo de venganza no tan noble por lo que tiene muchas veces de desproporcionada. También hay crítica social a los extractos más altos de la sociedad y a ciertos sectores del empresariado. No es una crítica demasiado feroz ya que los personajes son prototípicos. Siempre creo que este es el peaje que ha de pagar un escritor de clase media para tener contentos a sus lectores de clase media. Los de clase alta se sienten halagados al ser envidiados por otros. Los de clase baja lo consideran la ley natural dado su estado de alienación. Afortunadamente, nos hemos ahorrado en este libro la presencia de una pseudosecta de millonarios desalmados.
Junto a este tema de fondo también aparecen varios subtemas como es la de las lealtades familiares o, dicho de otra manera, el debate sobre si las relaciones de sangre han de pasar o no por encima de la justicia llevándonos incluso a ser injustos con terceros en defensa de los nuestros; la violencia como forma de relación dentro de determinados sustratos sociales; o el mundo del juego clandestino.
Uno de los fallos en la estructura de la novela es la aparición de varios deus ex machina introducidos en la trama justo en el momento más necesario para abrir alguna línea nueva de investigación cuando el resto estaban llevando a callejones sin salida. El autor puede contestar a esta crítica diciendo que en las investigaciones criminales reales también sucede la aparición de personas y circunstancias novedosas y sorprendentes que ayudan en la investigación dando un nuevo enfoque a los hechos conocidos. Cuando he terminado de leer la novela he sentido que me han quedado preguntas por responder.
A diferencia de lo que sucede en otras novelas negras el marco espacial, aunque aparezca, no tiene, a mi juicio, la transcendencia que tiene en otras obras del género. El autor nos aclara que el Real Madrid juega sus partidos de fútbol en el estadio Santiago Bernabéu situado muy cerca de La Castellana en Madrid (esta precisión inútil para un residente en España debe explicarse pensando en las posibles traducciones de la obra orientadas a otros mercados).
La técnica narrativa y el argumento con elementos morbosos seguida por el autor facilita la conversión de la obra o, incluso mejor, de la trilogía en un producto para Netflix. Además, el final es abierto en cuanto a la situación personal de la inspectora Indira Ramos que facilita introducir la palabra continuará.
Reseña de
EL BUEN PADRE
SANTIAGO DÍAZ
DeBolsillo, 2024
412 páginas
10,90 euros