El cuco de cristal: Best-seller de Javier Castillo
Javier Castillo es un autor malagueño que ya ha escrito seis novelas de crímenes que han tenido mucho éxito convirtiéndose en bestsellers entre los lectores ávidos por conocer quién es el malvado. Su primera novela El día que se perdió la cordura (2014) ha vendido más de 2 500 000 ejemplares llegando a ser el número uno en la lista de ventas de libros de Amazon en España. Se dice que su novela Todo lo que sucedió con Miranda Huff, publicada en el año 2019, fue uno de los libros más leídos durante el confinamiento. Afortunadamente para sus lectores, dada su juventud (nació en 1987) tiene muchos años todavía para escribir muchas historias más.
El autor ha estudiado Empresariales y un máster en Management en ESCP Europea y se nota que ha aprovechado la formación recibida en el campo del marketing para aplicarlo en sus obras. Así, una de las características más destacadas de su producción literaria consiste en el hecho de que la historia que se relata transcurre en Estados Unidos. Los acontecimientos suceden en localidades estadounidenses y los personajes son estadounidenses. Es una opción muy inteligente para facilitar la entrada de sus productos literarios en el gigantesco mercado americano. También facilita la selección de sus obras para ser llevadas al cine o a las plataformas de streaming. Sus novelas La chica de nieve y El juego del alma ya han sido llevadas a Neftlix como miniseries y esta novela, El cuco de cristal, lo será próximamente.
Siguiendo este planteamiento, en esta novela se mantiene el criterio habitual de situar la acción en Estados Unidos, concretamente en Misuri, en el Medio Oeste famoso por sus ríos y su masa boscosa, además de por la ciudad de San Luis. La descripción de los lugares donde tiene lugar la acción exige un conocimiento y un esfuerzo de documentación muy destacable por parte del autor (y una excusa genial para viajar y recorrer este territorio de Estados Unidos aunque no para justificar los gastos incurridos para inspirarse frente a Hacienda).
Desde el punto de vista de la técnica narrativa, el autor ha elegido una pauta que está teniendo un éxito considerable en los últimos tiempos como es la de establecer una sucesión alternativa perfecta de capítulos situados en el pasado y capítulos situados en el presente de la acción. Como dicen los expertos, se forma un diálogo entre los hechos del pasado y los del presente y los personajes del pasado y del presente. Abundan los diálogos entre los personajes y las descripciones son breves y ajustadas a lo necesario para no interrumpir la trama novelística. Los capítulos tienen todos aproximadamente la misma extensión.
En cuanto a los personajes, además de ser poco numerosos en la mayor parte de la novela, la verdad es que parecen bastante arquetípicos y clásicos de forma que los lectores sabemos cómo van a interactuar entre ellos y lo que van a hacer en la historia. Quizás esta opción por los personajes no demasiado complejos es un recurso empleado por el autor para facilitar que la obra escrita sea llevada a la pantalla con el objetivo de lanzar un producto de gran consumo en el que los espectadores estemos deseando confirmar nuestra idea de lo que van a hacer los protagonistas.
Desde el punto de vista de la experiencia lectora, para mí ha sido un verdadero page turner. Aunque aparentemente sea una novela larga de casi 500 páginas, se lee muy rápidamente porque como lector quería saber qué iba a pasar ahora. Como dicen muchos lectores: es una lectura que te atrapa. Sin duda, este deseo de conocer lo sucesivo en la historia es un éxito de la técnica narrativa del autor. El tono es siempre serio y transcendente. Se mezcla la enfermedad y la muerte. También hay violencia (quizás se juega con el cliché y la acción en Estados Unidos permite y ampara recurrir a la violencia sin límites). No hay espacio para el humor.
A mí esta novela me ha recordado bastante a la novela de Joël Dicker, La verdad sobre el caso Harry Quebert, que se convirtió en best seller allá por 2013. En ambos casos la acción se sitúa en Estados Unidos aunque el autor no es estadounidense, sino suizo y español, respctivamente, ni residen allí. Se describen ambientes y personajes rurales. En la técnica narrativa se intercalan acciones realizadas en momentos del tiempo muy alejados aunque interconectados.
Por último, hay que recordar la clase de marketing que imparte Javier Castillo en la novela al destinar nueve páginas a los agradecimientos a todos los intervinientes del proceso productivo del libro incluyendo a los transportistas de los libros recién impresos. ¿Realmente son necesarias nueve páginas de agradecimientos? ¿Es un libro o son los Premios Goya?