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4 Comments

  1. Un trabajado por anónimo que no quiere desvelar su identidad
    11/12/2025 @ 6:16 pm

    Reunión comercial de resultados del año

    Estoy en la sala de reuniones de la oficina que la han llamado con el nombre cursi de Sala Rotterdam en lugar de sala 1 como se había llamado hasta ahora, es una sala sobria y elegante con una mesa donde caben unas veinte personas, con enchufes y conectores USB y en el centro y sillas cómodas giratorias, presidida por una pantalla enorme donde se están proyectando los resultados de las ventas de este año.

    —Las ventas a YTD han bajado un 3,8% con respecto PY, pero 6,9% por debajo del BP, aunque las MT delivered este año es bastante similar al PY.

    Estamos reunidos todo el equipo comercial, algunos con sus portátiles abiertos, somos dieciséis personas, tres mujeres y trece hombres.

    —MM Pipeline versus Target a RCY de los Value Add para el Q1-2026 ha subido 1,25.

    Todos sabemos que este año hemos pinchado y todos conocemos estos números porque los estamos siguiendo de manera habitual, pero el director comercial expone los resultados como si fuera una primicia haciendo gestos grandilocuentes y en cada frase está dando el resultado como si le hiciera daño o como si no hubiéramos hecho lo suficiente y nos hubiéramos estado tocando los cojones todo el año. Yo hace un rato que he desconectado y me dedico a observar a mis compañeros.

    —El NWC está a 28 días cuando estaba presupuestado a 32, pero el AOC está a 41 días.

    Me sorprende que nadie esté en Babia como yo. Veo a Pedro tomando notas. ¿Que debe estar escribiendo este pedazo de pelota baboso si después recibiremos estos números por email? ¿Y Gloria?, ensimismada en la pantalla que parece que esté tratando de memorizar los datos. Vuelvo a mirar a la pantalla tratando que no se me note que estoy distraído.

    —MM Budget comparado con el average MM RCY del PY ha bajado de 24,3% a 23,9%.

    Fijo mi vista en el director comercial y me hago el chiste a mi mismo que cada día se parece más a Gurruchaga, pero más gordo, además su voz parece impostada cuando habla en castellano, con un acento catalán demasiado pronunciado que parece un mal imitador y me rio por dentro que parece una broma que tu jefe sea Gurruchaga con un exagerado acento catalán.

    —El oportunity pipeline esperado para el 2026 ha crecido solamente 1,1%, pero afortunadamente el EBITDA está a 1,3 millones, en línea con respecto al presupuesto.

    Cabrones, desde que nos compró un fondo de inversión lo único que les importa es que van a seguir ganando millón y pico cada año mientras que a nosotros nos ratean cualquier subida y nos recortan el variable. Es de primero de economía mejorar el EBITDA reduciendo costes. Este año habéis cerrado un almacén y ¿a cuánta gente habéis echado? A Xavi y a Christian del almacén, Kevin de comercial, Esther, David y Cintia de contabilidad, y los comerciales que se han ido, Andrea, Héctor y Alex y que no vais a reemplazar.

    Me quedo absorto mirando la puerta, sería tan fácil levantarme y salir, no haría falta decir nada, solo levantarme en silencio. Pero sería tan gratificante decir algo, una frase que quede para la historia como esos genios que en el momento de morir dijeron algo ocurrente como Grouxo Marx o Churchil. Ahora solo se me ocurre decirles “aquí os quedáis pandilla de imbéciles, no os dais cuenta que este cuento es para no pagarnos el variable, pero que los inversionistas sigan cobrando”. Me quedo pensativo estrujándome el cerebro ¿una frase elocuente? Niego con la cabeza, tengo la cabeza hueca de estar en este circo. Solo se me ocurre que podría subirme a la mesa y patear los portátiles y decirles, ¿no lo veis? ¿Es que no lo veis? Cada vez venderemos menos porque la industria europea se está desmoronando y cada año nos ponen una previsiones de crecimiento del diez por ciento.

    Pero me quedo callado, claro que me quedo callado, todo por un salario a final de mes y cotizar para tener una buena pensión para cuando me jubile. Siempre me han llamado la atención los personajes que tienen principios y son capaces de ir en contra de lo establecido, los revolucionarios que cambiaron las cosas o por lo menos lo intentaron. Pero yo formo parte del engranaje que hace que el rico sea cada vez más rico en este mundo capitalista que da asco. Soy así, me voy a quedar calladito como un hipócrita. ¿Cuánto me queda? Nueve años para jubilarme, a ver si no se hace muy pesado que tengo que aguantar. Asiento con la cabeza y cruzo la vista con el director comercial que me sonríe satisfecho y me inquieto porque llevo un rato desconectado y no tengo ni idea de lo que está hablando.

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  2. Pedro Picapiedra
    11/12/2025 @ 6:23 pm

    El Zote.
    Pedro dale a la Piedra

    Yo abuelo y mi nieto. Esta realidad en el ocho de diciembre del 2025. Anteayer mismo. Sin más, mi nuera me solicita ese favor tan propio de los denominados abuelos.
    —Gabriel está malo ¿mañana te podrías quedar con él?
    —¿Yo…? Claro, pero no sé, ya sabes… A esta edad están muy apegados a los padres e igual se cabrea, quiero decir que…, que se enfada. Pobre, lo último que quisiera es que llorase y llorase, toda la mañana dale que te pego. Imagina. Por él lo digo ¿eh?
    —Es que mi madre tiene que ir al especialista con mi padre. Y ahora mismo no tengo a nadie más pues tu hijo ha agotado los días de libre disposición. No te lo pediría si no fuera por qué…
    —Vale, que no hay problema. Para eso estamos. Lo decía por el niño que igual no se hace conmigo. Es sabido, la juventud busca juventud.
    —Pero si tiene catorce meses.
    —Ya te digo. ¡Qué grande está!
    En definitiva, que me lo encasquetó. No es que no quiera. No, no es eso. Es que son muy raros. Veganos a temporadas, de enseñanza libre, muy inclusiva. Visten al nano en plan Poltergeist cuarenta y dos grados bajo cero. Además, te digo, mi nuera confía en su madre para ignorarme un día con sus trescientas sesenta y cinco noches. Apenas he peleado con el nano un par de veces y escaso tiempo, sufriendo la peor parte. No se ha privado de arañarme y morderme.
    Anteayer, llegado a su casa, encuentro a mi nuera a mil revoluciones por hora. Llega tarde al trabajo, un colegio pijo de Pedralbes. Mi hijo marcha a las cinco a trabajar. En cuatro palabras aceleradas intenta explicarme mis obligaciones y deberes íntegros durante la larga mañana.
    Se pone los zapatos a la par que me explica dónde está el biberón, a qué temperatura, cuántas cucharadas, con celeridad abre la nevera y me indica lo que le puedo hacer de comida sólida. Con el nano a cuestas se toma el café, me mira como a un tontolaba.
    —¿Me coges a Gabriel, por favor?
    —Ah, claro.
    No me estoy enterando de nada. Y doy esa imagen, que no me entero de nada. Siquiera de que tengo que quedarme con mi nieto. Mi nuera no me ha llamado para luego llevarse al nano a su colegio. Sería de lo más estúpido.
    Gabriel me repasa mientras intento pasar desapercibido. No sé, si le miro, ¿qué puede pasar? Nada bueno. Pero debo mostrar quién es el adulto, así que le dirijo una rauda ojeada. Contemplo que mueve los dos puños cerrados, los junta en plan Bola de Drac. La madre lo entiende a la primera.
    —Oh, no. Quiere más biberón.
    —¿Ah, sí?
    —Gabriel habla por gestos. Es muy inteligente, le hemos enseñado a indicarnos sus necesidades y problemas por medio de un lenguaje de signos. Es el método Drako.
    —¿Y no sería mejor que hablase?
    —¿Con catorce meses? Me marcho, es muy tarde. Hazle otro biberón.
    Y se larga. Me abandona a mi suerte. Que le haga otro biberón, como si fuese tan fácil. Coser y cantar, no te digo. Mientras, Gabriel sigue erre que erre juntando los puños al tiempo que arruga la nariz, sabedor de que no voy a estar a la altura.
    Trasteo y hago lo que puedo. ¡Por fin lo he conseguido! Le ofrezco el biberón a Gabriel y este niega con la cabeza al tiempo que junta los puños, pero con el dedo meñique abierto. No me fastidies, ha cambiado el mensaje. Seguro.
    ¿Qué significan los dos puños con el meñique abierto?
    Hala, a berrear. Lo hace adrede, a toda pastilla. Telefoneo a su madre que transita con el coche, siquiera ha llegado al trabajo. Le describo el nuevo mensaje.
    —Está claro, tiene más hambre, pero no de biberón, sino de pan con tomate. Está en la nevera, ya te lo he explicado. Tengo que colgar…
    ¿Qué? ¿Claro? De qué va esto.
    El nano llorando más que un sauce llorón y no decae. Entro en la nevera, busco y sacó un tomate rojo como una lechuga, cojo pan y hago algo parecido a un pan amb tomaquet.
    Se lo doy, pero no ceja en sus berreos. Al final, muerde un poco, no mucho, y no le agrada, así que sigue berreando. Hay unas magdalenas en la mesa de la cocina. Mi nuera me ha advertido que no le dé, tienen mucha azúcar, así que le ofrezco una, pero sin dársela. Extiende la mano, pero le indico con los dedos que haga mutis por el foro. O nada de nada. Jope, si lo entiende. Calla, y le doy la magdalena.
    Acabada la magdalena me señala los juguetes que hay en varias cajas de transparente plástico. Le saco una jirafa y la rechaza. Junta las dos manos abiertas y las abre y cierra. Encuentro un rinoceronte y se lo entrego. No aguanta más su incomprensión y reinicia los lloros y pataleos.
    Al final. Sí, al final, telefoneo a la madre. Que está en clase, dice. Ya, pero… Le explico lo de las manos y suspira.
    —Pero, hombre, te está pidiendo el cocodrilo. Está claro, simula la manera de morder del cocodrilo.
    Así toda la mañana. Una auténtica gozada.
    Mi nuera le ha comentado a mi hijo que desconocía que fuera tan zote.

    Reply

    • Pedro Picapiedra
      11/12/2025 @ 6:25 pm

      El Zote.
      Pedro dale a la Piedra

      Yo abuelo y mi nieto. Esta realidad en el ocho de diciembre del 2025. Anteayer mismo. Sin más, mi nuera me solicita ese favor tan propio de los denominados abuelos.
      —Gabriel está malo ¿mañana te podrías quedar con él?

      —¿Yo…? Claro, pero no sé, ya sabes… A esta edad están muy apegados a los padres e igual se cabrea, quiero decir que…, que se enfada. Pobre, lo último que quisiera es que llorase y llorase, toda la mañana dale que te pego. Imagina. Por él lo digo ¿eh?

      —Es que mi madre tiene que ir al especialista con mi padre. Y ahora mismo no tengo a nadie más pues tu hijo ha agotado los días de libre disposición. No te lo pediría si no fuera por qué…

      —Vale, que no hay problema. Para eso estamos. Lo decía por el niño que igual no se hace conmigo. Es sabido, la juventud busca juventud.

      —Pero si tiene catorce meses.

      —Ya te digo. ¡Qué grande está!

      En definitiva, que me lo encasquetó. No es que no quiera. No, no es eso. Es que son muy raros. Veganos a temporadas, de enseñanza libre, muy inclusiva. Visten al nano en plan Poltergeist cuarenta y dos grados bajo cero. Además, te digo, mi nuera confía en su madre para ignorarme un día con sus trescientas sesenta y cinco noches. Apenas he peleado con el nano un par de veces y escaso tiempo, sufriendo la peor parte. No se ha privado de arañarme y morderme.

      Anteayer, llegado a su casa, encuentro a mi nuera a mil revoluciones por hora. Llega tarde al trabajo, un colegio pijo de Pedralbes. Mi hijo marcha a las cinco a trabajar. En cuatro palabras aceleradas intenta explicarme mis obligaciones y deberes íntegros durante la larga mañana.

      Se pone los zapatos a la par que me explica dónde está el biberón, a qué temperatura, cuántas cucharadas, con celeridad abre la nevera y me indica lo que le puedo hacer de comida sólida. Con el nano a cuestas se toma el café, me mira como a un tontolaba.

      —¿Me coges a Gabriel, por favor?

      —Ah, claro.

      No me estoy enterando de nada. Y doy esa imagen, que no me entero de nada. Siquiera de que tengo que quedarme con mi nieto. Mi nuera no me ha llamado para luego llevarse al nano a su colegio. Sería de lo más estúpido.

      Gabriel me repasa mientras intento pasar desapercibido. No sé, si le miro, ¿qué puede pasar? Nada bueno. Pero debo mostrar quién es el adulto, así que le dirijo una rauda ojeada. Contemplo que mueve los dos puños cerrados, los junta en plan Bola de Drac. La madre lo entiende a la primera.

      —Oh, no. Quiere más biberón.

      —¿Ah, sí?

      —Gabriel habla por gestos. Es muy inteligente, le hemos enseñado a indicarnos sus necesidades y problemas por medio de un lenguaje de signos. Es el método Drako.

      —¿Y no sería mejor que hablase?

      —¿Con catorce meses? Me marcho, es muy tarde. Hazle otro biberón.

      Y se larga. Me abandona a mi suerte. Que le haga otro biberón, como si fuese tan fácil. Coser y cantar, no te digo. Mientras, Gabriel sigue erre que erre juntando los puños al tiempo que arruga la nariz, sabedor de que no voy a estar a la altura.

      Trasteo y hago lo que puedo. ¡Por fin lo he conseguido! Le ofrezco el biberón a Gabriel y este niega con la cabeza al tiempo que junta los puños, pero con el dedo meñique abierto. No me fastidies, ha cambiado el mensaje. Seguro.

      ¿Qué significan los dos puños con el meñique abierto?

      Hala, a berrear. Lo hace adrede, a toda pastilla. Telefoneo a su madre que transita con el coche, siquiera ha llegado al trabajo. Le describo el nuevo mensaje.

      —Está claro, tiene más hambre, pero no de biberón, sino de pan con tomate. Está en la nevera, ya te lo he explicado. Tengo que colgar…

      ¿Qué? ¿Claro? De qué va esto.

      El nano llorando más que un sauce llorón y no decae. Entro en la nevera, busco y sacó un tomate rojo como una lechuga, cojo pan y hago algo parecido a un pan amb tomaquet.

      Se lo doy, pero no ceja en sus berreos. Al final, muerde un poco, no mucho, y no le agrada, así que sigue berreando. Hay unas magdalenas en la mesa de la cocina. Mi nuera me ha advertido que no le dé, tienen mucha azúcar, así que le ofrezco una, pero sin dársela. Extiende la mano, pero le indico con los dedos que haga mutis por el foro. O nada de nada. Jope, si lo entiende. Calla, y le doy la magdalena.

      Acabada la magdalena me señala los juguetes que hay en varias cajas de transparente plástico. Le saco una jirafa y la rechaza. Junta las dos manos abiertas y las abre y cierra. Encuentro un rinoceronte y se lo entrego. No aguanta más su incomprensión y reinicia los lloros y pataleos.

      Al final. Sí, al final, telefoneo a la madre. Que está en clase, dice. Ya, pero… Le explico lo de las manos y suspira.

      —Pero, hombre, te está pidiendo el cocodrilo. Está claro, simula la manera de morder del cocodrilo.

      Así toda la mañana. Una auténtica gozada.

      Mi nuera le ha comentado a mi hijo que desconocía que fuera tan zote.

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  3. Llados
    11/12/2025 @ 6:51 pm

    Coacheo

    El niño está temblando de miedo y huele a orines
    – ¡No llores! Conmigo estás a salvo
    El tono brusco hace que se escape un gemido y que se humedezcan sus ojos
    – ¡Que no llores, aloro! Desde ahora yo te coacheo
    Le tiende una mano sucia y llena de callos que el niño agarra con cuidado
    – Lo más importante es el brandeo, que vean que eres un bro toduro. Mentalidad de tiburón.
    Caminan con cuidado vigilando el entorno
    – Tú te crees un mierda, pero yo veo algo en ti. Desde ahora eres el dueño de tu propio destino. Si quieres, puedes.
    Levanta una plancha que oculta un hueco en la pared
    – Entra. Vas a dejar de ser un fucking panza. Te voy a convertir en el bro más mamado del subur. 
    El niño no se decide, retrocede
    – ¿Quieres estar out? Adelante, no entres. No pain, no gain. Si vienes estarás to swole. Si sales estarás cagado toa la vida. ¿Qué dices?
    Se agacha y, casi a gatas, entra por el hueco. Dentro está oscuro y hace frío. Una mano lo tumba en el suelo y le baja los pantalones. Deja de hablar en ese lenguaje inventado y gruñe mientras lo manosea. Piensa en que se convertirá en una masa de músculos, que dará miedo al andar por las calles, y se pone a llorar.

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