Laboratorio escritura 7 de octubre: Lo macabro

Comentaremos textos escritos por los participantes y haremos actividades de escritura en el momento, que nos pueden servir como semillas para la sesión siguiente o no.

Cada sábado tendremos una consigna sobre la cual escribir. Los textos se tienen que poner en los comentarios de la entrada pertinente antes del viernes anterior a la sesión. Podemos poner el texto tal cual o un enlace a un sitio donde leerlo. Los textos tienen que tener, como máximo, 900 palabras. Cada participante tiene dos compromisos: a) Escribir un texto y b) Leer los de los compañeros.

El laboratorio tendrá un número limitado de participantes. Para cada sesión podrán asistir quienes cumplan las dos condiciones anteriores, por orden de presentación de textos. Pedimos a todos los participantes honestidad y buen rollo.

Para esta sesión la consigna es un poco peculiar, inspirarnos en los cuadros de Joel-Peter Witkin que representan a personajes mutilados, necrofilia, actos turbios, cosas no aptas para estómagos delicados.

Tenéis que escribir vuestros textos y ponerlos en los comentarios de esta entrada, bien pegando directamente el texto, bien poniendo un enlace donde leerlo hasta el día 8 de septiembre a las 12 de la noche. Tenemos hasta la sesión para leer los relatos de los demás.

Cualquier duda la podéis preguntar por el grupo de Whatsapp.

4 comentarios

  1. CARLOS GALLEGO

    TARDE EN EL MUSEO

    Por favor, síganme; pasemos a la siguiente sala.
    ¿Qué es el arte? Morirte de frío. Dicen que esta pueril broma se le clavó en el cerebro a Johnson. Para este gigante de la creación, el arte tiene que helarte las venas, ponerte los pelos como escarpias; si te sientes reconfortado, eso no es arte, es pasatiempo. Johnson nos ofrece una mirada oblicua sobre lo ominoso que nunca antes se había articulado.
    Por favor, no se acerquen tanto, no es una instalación interactiva. Gracias.
    Aquí la tienen: “Estanque de patos”. La obra le vino a la mente mientras contemplaba como la policía retiraba un cadáver del fondo del lago. Observen la fluidez, el diálogo que establece con nuestros sentidos. Para evitar que la sangre se coagulara, tuvo que diluirla con agua y añadir grandes cantidades de heparina. Un sistema de palas en el fondo del tanque remueven el líquido provocando movimiento y colaborando en la anticoagulación. La idea de los zapa-patos se le ocurrió también durante la visión del cadáver del lago, hinchado y descalzo.
    Dice la leyenda que la sangre es humana, el artista lo ha negado siempre con una sonrisa. La instalación se remonta al año 2015, cuando los padres del artista desaparecieron durante una excursión por los Apalaches.
    Sigamos; si son tan amables.

    William “Butcher” Johnson está considerado uno de los más arriesgados genios de nuestro tiempo, un ejemplo de la poética violenta más disruptiva. Su compromiso con el arte lo ha llevado a un total aislamiento, como el mismo reconoce, pero también lo ha elevado a la categoría de visionario. Fue perseguido con saña por la crítica que lo consideraba un autor no museable; en especial por Eduard Talho, quien luchó denodadamente para que su obra no fuera nunca aceptada por ninguna galería. Evidentemente no tuvo éxito. El crítico neoyorquino batalló incansablemente hasta el día de su fallecimiento en un desgraciado accidente doméstico en su jacuzzi. Sin miedo a la mojigata opinión pública, “Butcher” creó este fascinante ready-made que tienen a su derecha: “Lluvia de oro”. En una fuente sin fin, una alcachofa en forma de culo vierte un líquido ambarino sobre un barreño donde se sumerge una tostadora. El cortocircuito que se produce hace saltar un diferencial que paraliza el montaje hasta que algún observador lo reinicia pisando la cabeza de jíbaro situada en el suelo. Como les digo, fascinante.
    Pasemos a la siguiente sala; la final.

    La obra expuesta aquí alcanza la cumbre del arte de William “Butcher”, una interpelación directa al visitante de la que no se puede escapar indemne. La obra lleva el inequívoco título de “No hay huevos”.
    Se trata de una pirueta arriesgada, definitiva, donde interactuamos con la obra y la mente del artista. El observador se sitúa frente a la buzonera de un hipotético edificio habitado por un extraordinario vecindario. Cada buzón está etiquetado con la dirección de insignes asesinos en serie. El conjunto dispone de un mecanismo en la parte posterior que repone el contenido de los buzones. Si quiere entrar en el juego del artista, el visitante debe introducir la mano por la rendija de alguno de ellos. En el interior de cada caja de correo puede encontrar diferentes sorpresas: entradas de museos, fotos dedicadas o billetes de mil dólares. También podría darse el caso de encontrarlo vacío o de dar con el Buzón del Riesgo. Dentro de él, un sistema con una aguja hipodérmica inyecta un veneno de rápido efecto. El museo ha establecido un convenio con el hospital Saint Bartholomew, que se encuentra aquí en frente, al otro lado de la avenida Dahmer, y el agraciado será rápidamente atendido por personal especializado en envenenamientos, que le administrará un antídoto. No olviden mostrar el documento de consentimiento voluntario firmado antes de probar suerte. Si su cuerpo es capaz de aguantar lo suficiente y no hay demasiado tránsito en la avenida, le espera la más intensa experiencia de su vida. Además, recibirá dos entradas para asistir a la ejecución voluntaria en la silla eléctrica de William “Butcher” Johnson, el próximo nueve de marzo.

  2. admin

    Trato

    – ¿Qué podemos hacer por usted?
    – ¿Podemos tutearnos? Perdón, estoy un poco nerviosa
    – Tranquila, este es un lugar seguro. Nadie te va a juzgar. Puedes confiar en mí. ¿Qué habías pensado?
    – En esta carpeta está todo. La cara, los brazos, las piernas. Sobre todo la espalda. Es muy importante.
    – Son unos dibujos excelentes. Te felicito. Lo has pensado muy bien.
    – Pensado… Lo he visto. Lo veo todas las noches. Fue algo gradual ¿sabe? Primero fue la espalda. Me sentía bien. La sensación de encontrar algo que había perdido. Después venía la tristeza del despertar.
    – La realidad siempre es dura.
    – No era la realidad… la realidad no me molesta. Es mi cuerpo el que está mal. Fueron muchos sueños hasta encontrarme del todo. En esos dibujos estoy yo. Mi yo real. No esta forma imperfecta que tengo que llevar.
    – Te entiendo.
    – Estaba resignada, hasta que alguien me habló de… de lo que hacen aquí. Todo el mundo cree que son una leyenda…
    – Nos gusta ser discretos.
    – No ha sido fácil llegar hasta aquí. Pero no importa, la pregunta es ¿Pueden hacerlo?
    – No va a ser fácil, desde luego. Son modificaciones muy radicales. Pero aquí solo trabajan los mejores. Verdaderos artistas. Tendré que consultarlo pero estoy seguro que la respuesta será sí. No llores…
    – Perdón. Casi no puedo creerlo.
    – Tenemos que discutir algunos detalles.
    – Claro, claro, lo que sea.
    – Nuestra empresa se asienta en tres bases. La creación, que es la primera y más importante. Pero para garantizar nuestro anonimato nos hace falta la explicación.
    – No sé si lo entiendo…
    – No puedes aparecer de repente con estas modificaciones sin que surjan preguntas. En los casos sencillos, como las mutilaciones, solemos simular algún accidente. Tu caso es demasiado radical. Tendrás que dejar toda tu vida atrás.
    – No me importa.
    – Perfecto. Nos inventaremos una enfermedad y te haremos salir de un oscuro lugar dejado de la mano de dios. Una enfermedad complicada, una infancia traumática con unos padres que te mantenían encerrada, una joven deforme recuperada en parte gracias a las modernas técnicas de cirugía que no quiere hablar con nadie. Las televisiones y las redes sociales se vuelven locas con este tipo de casos, hay que ponerles freno al comienzo. Una vez pasen unos años tú decides.
    – Cuanto más anónima mejor, por favor. Solo quiero ser yo misma.
    – Entiendo.
    – ¿Cuál es la tercera base?
    – Es de la que menos me gusta hablar, pero es imprescindible. La financiación. Todo esto, como puedes imaginar, cuesta mucho dinero. Tardaremos una semana en hacer un presupuesto completo pero estamos hablando de alrededor de un millón de euros, quizás más. Esta espalda… ¿Puedes costearlo?
    – No, no tengo tanto dinero. Pero me hablaron de ciertas condiciones…
    – Claro. Nuestro objetivo es tu felicidad. Hay opciones para realizar el pago, aunque no todo el mundo está dispuesto a aceptarlas.
    – Haré lo que sea.
    – Hay un mercado… digamos que hay gente con mucho dinero con aficiones peculiares. Tenemos una escala de diez puntos. Verás que la primera es relativamente inocua, simplemente permites al cliente contemplar tu cuerpo y tocarlo, sin nada más. Por supuesto el sexo se paga mucho mejor. Pocas personas están dispuestas a llegar al punto 10.
    – Yo sí estoy dispuesta. No me importa. Lo único que importa es ser yo, cuanto antes.
    – ¿Estás segura? Hasta que no se haya cumplido el pago completo no podrás salir de nuestras instalaciones…
    – Lo estoy.
    – Sabía cuando te vi que eres una persona valiente. No una niña caprichosa influida por modas extrañas. Eres una de los nuestros. Me alegro.
    – ¿Usted…?
    – Por supuesto. Tendremos tiempo de hablar, vas a estar mucho tiempo en nuestra compañía. ¿Tenemos un trato?
    – Tenemos un trato.

  3. Julián

    UN SOLO INSTANTE ETERNO DE AMOR

    Musha veses me he preguntao por qué nasí, si es que alguna véz hay un motivo o deba habé un motivo para llegá a este mundo. Uno nase sin habelo pedio, fruto de un polvo inconsciente y si no tienes suerte, como yo, el mundo te dise desde el primé día que allí sobras y te repite incansablemente que no hay sitio pa ti. Ni mi padre ni mi madre se quisieron nunca me recuerdo como escupían gritos por la boca a toa hora hasta que los dos se fueron, cansados de aguantarse. Los servisios sociales deben tené un buen expediente de mi, papeles y documentos y firmas y sellos y miradas de pena que desían que no tienes ná que hacé, que eres un grano en el culo en este mundo, que nunca serás ná, que largo de aquí y todos estaríamos mejor sin ti y asin desde mi más tierna infansia no dejé de hacé lo que veía en el barrio, corré y robá y asín me dieron mi primé billete pal talego.
    Y cuando la droga me encontró vi instantes puntuales de felicidá. Con los primeros picos te vé guapo, libre, fuerte, felí, radiante y seguro de ti mismo. Pero el jaco te da una felicidá puntuá que apenas rosas con la yema de los dedos, asin en el próximo pico te mete un poco má, hasta que te da cuen que nunca llegarás a ser felí, solo te ha dejao asomá a la felicidá, la vida vuelve a darte una hostia para desirte que eso no es para ti y sin date cuenta solo piensa en meterte lo que encuentras y te engancha al caballo sintiendo que la vida se hase cuesta arriba, cada bocaná de aire cuesta más, robá lo que se puede con el objetivo de meterte el siguiente pico, correr y entrar en el talego de nuevo y vé a los colegas de siempre y salir y correr y robá y meterte y entrá de nuevo hasta que llega un momento en el que un día te ves en la cola del centro sociá esperando tu dosi de metadona porque ya no puedes ni correr ni robá porque tu cuerpo ya no da para má pero sigues porque es más difisil pensá en matarte.
    Y un día que hase demasiao frío te queda dormio en un un parque y cuando te despierta te vé a ti mismo estirao sobre el banco pero ya ni te reconose porque lo que vé es a un puto desgraciao, un viejo andrajoso con una calva excesiva y una nariz ganchuda. Unos camillero recogen tu cuerpo con agco y te llevan a un hospitá universitario y unos studiante te abren el cuerpo para estudiá tu corazón y tu hígado y tus intestino y te cortan la cabesa a lo largo en dos mitade para estudiá el poco cerebro que te queda y al finá llega un fotógrafo y las una por la boca para hacé una foto macabra y grotegca que se hase famosa y ese instante que la foto de Witkin ha hesho etenno va a sé el único momento de mi vida que paresca que me he querio a mi mismo.

  4. Irina

    Los Besos de Witkin (miniaturas inspiradas)

    ANUNCIO

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    Encuéntranos en nuestras redes sociales. Resultados garantizados. Tu media naranja está dentro de ti.

    SOLIPSISMO

    —…A ver, no toquéis nada mientras estoy explicando. Estamos en una sala psicotrónica. Aquí se realiza el trabajo con La Sombra. Cuando se activan las maquinas que no veis, pero no significa que no están, ellas empiezan a emitir las ondas psicotrónicas que obligan al Sujeto a enfrentarse con lo peor de lo peor dentro de sí. Solo reconociendo y aceptando a su Sombra el ser humano puede transcender al Nivel de la Plenitud, donde, por supuesto, tiene que enfrentarse con otros desafíos no menos cabroncetes. Pero esto lo veremos en la siguiente sala.
    —¡Profesor! ¿Y qué es esto?
    Todos miran a una momia partida por la mitad, con sus respectivos fragmentos entrelazados en una especie de beso-abrazo.
    —Ah… Este era un narcisista. Veréis, los narcisistas no tienen Sombra, son perfectos. Así que este se ha quedado enganchado en un bucle, para siempre unido con lo mejor que ha tenido en su vida.

    PERFECCIONISMO

    Era tan perfecto que le sacaba del quicio. Nada en la naturaleza tenía esta simetría inmaculada. Parecía sobrenatural. Una aberración. Algo inaceptable. Así que lo tuvo que partir por la mitad para consolar a su gusto estético que no se conformaba con nada menos que la perfección.

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